Andrea Flores Hernández, Santa Cruz, Bolivia, SSH Blog Correspondent
El martes 25 de Noviembre se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El mismo día, se proyectó en Santa Cruz, Bolivia, la película “13 Horas de Rebelión”, dirigida por María Galindo, militante anarco-feminista y fundadora de Mujeres creando, un colectivo feminista anarquista boliviano. No pudo haber existido mejor ocasión.
La cosificación de la mujer, violencia machista, y la masculinidad desde una mirada “rebelde”, fueron algunos de los tópicos incluidos en la película. Durante poco más de una hora, se proyectaron las diferentes manifestaciones que Mujeres Creando realizó en un período de dos años.
El largometraje fue un hálito de esperanza entre tanta anormalidad machista cotidiana. Observar la cantidad de mujeres que levantan la voz en contra de la cosificación de la mujer, que con su mirada gritan amor por sí mismas, y que con su cuerpo realizan arte en honor a ellas mismas. No por egoísmo, sino por simple y puro amor.
Y es que estas mujeres, son tan seguras de sí mismas que se sacuden todas las premisas típicas de una sociedad machista y exaltan el amor propio ante la imperfección. Ignoran los preceptos de ser “delgada”, “blanca”, “alta” como símbolos de “mujeres perfectas” y se sienten plenas en su cuerpo, sea como sea, se sienten seguras así.
Saben que la lucha es larga y ayudan a las demás a librarse del yugo machista en el que viven. Y no termina ahí. Lo más significativo es observar cómo los hombres se van uniendo a la batalla. Hombres que han abandonado el machismo como forma de “ser hombre”, y promueven esto a los demás.
Y quizá, la más hermosa idea que transmite la película es una simple premisa silenciosa: “Yo no quiero ser, ya soy”. Porque antes de estar con un hombre, una mujer fue y sigue siendo independiente. No muere ningún rincón de su ser para estar al lado de él. Porque antes de desear la aceptación de la sociedad, vistiéndose o arreglándose para agradar a los demás, ella se pone en primer y último lugar, y solo desea sentirse bien como sólo ella quiera. Y, a decir verdad, ¿no deberíamos sentirnos siempre así? ¿Sentirnos libres, lindas y perfectas como somos, y no como los demás lo impongan?
Al final de todo, nuestra lucha es esa. Sentirnos libres. Libres sin ninguna cadena que nos subyugue. Libres de esos obstáculos que día a día la televisión, las revistas y las mismas personas nos imponen para impedir que nos amemos tal como somos. Sentirnos libres tanto en nuestra mente como en un espacio público. Libres de sentirnos amenazadas ante el sexo opuesto.
Vivamos nuestras propias trece horas de rebelión. Hagamos de esas trece horas toda una forma de vida. Porque comenzando por amarnos nosotras mismas es que comenzaremos los grandes cambios. Comienza por ti.
Andrea is in her second year of university, studying Social Communication. You can follow her on Twitter:@AndreaFlores116